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Julian Assuage, abogado, le- en 1400, tardando más de cien años nos obligan a ganar y trabajar para lo 

vantó la vista de las páginas de El óéúen recuperarse.
que ellos gastan?»

Decamerón de Boccaccio que estaba á
Sí —pensó Julian Assuage recli- Tiempos de angustia e incer- 
leyendo y dejó vagar su mente im- ónándose en su silla de lectura—, el tidumbre. Y no es que Julian As- 
ó
presionado por las curiosas simi- siglo XIV en Occidente, asolado por suage creyera cándidamente en la 
litudes con que la Historia a veces ñ
ííla peste que se extendió a partir de existencia de edades de oro libres de 
nos sorprende si comparamos otros óú1347, debió ser terrible.
zozobra para la humanidad. Ningún 
íó
tiempos pasados con los actuales:
Las aldeas y ciudades comba- ser viviente en este mundo tiene ase- 
tían a ciegas la epidemia impidiendo 
gurados su supervivencia y bienestar 
Haban llegado ya los años de
úa las naves atracar en los puertos; sin luchar contra los imprevisibles 
á
la fructfera encarnación del glorioso cerrando las murallas y los puentes a obstáculos a que la vida constan- 
Hijo de Dios al nmero de mil tres- los visitantes por tierra, obligando al 
cientos cuarenta y ocho, cuando a la ítemente nos somete. Pero forzoso

ícambio de las ropas a los comercian- es reconocer que hay momentos en 
egregia ciudad de Florencia, noble y ó
famosa cual ninguna otra de Italia, lle- átes forasteros, apartando a los enfer- que determinadas generaciones son 
ñññómos con desdén, haciendo piras con puestas a prueba hasta el límite de 
g aquella cruel y mortfera epidemia í
que, por efecto de los cuerpos celestes, los cadáveres de los infectados. La su confianza. Y este que atravesamos 

o por grandes pecados, fue enviada por éóécalamidad era interpretada como un es sin duda uno de esos momentos 
justo designio de Nuestro Seor a los ócastigo divino por las flaquezas de de trascendental incertidumbre.

mortales; y habiendo comenzado algu- 
los pecadores. Y no eran pocos quie- Assuage había presenciado las 
nos aos antes en los pases de Orien- ñ
te, tras haber privado a sus provincias nes —interesados o no— culpaban epidemias del Sida, el SARS, la gri- 
a los eternos enemigos de la fe: los pe aviar, el ébola, el virus Zika y la é
de innumerable cantidad de vivientes, íó
prosigui su crudo y horrible progreso, judos, el islam, los herejes.
última crisis de los años 2019-2022, el ó
yendo de un lugar a otro, y extendin- “
á
coronavirus Covid-19 que, como en 
dose por Occidente, sin que valiera la epidemia medieval del siglo XIV, 
contra ella ninguna sesuda precaucin á
también se originó en Asia, preci- Ningún ser viviente en 
ni provisin ninguna de los hombres, é
a pesar de que por consejo de los m- samente en China, y se cebó con este mundo tiene asegurados

Italia antes de extenderse a todo el í
dicos nuestra ciudad fuese limpiada y su supervivencia y bienestar í
purgada con gran diligencia de cuales- continente europeo. Ahora que corre “

quiera suciedades o cosas daosas a la sin luchar contra los 
el año 2030, una nueva epidemia de é
salud...
origen incierto, el llamado Covid-29, imprevisibles obstáculos a ñ

se ha propagado por todo el planeta. que la vida nos somete
ñ

En el siglo XIII los pueblos eu- Los científicos ignoran su naturaleza é
ropeos estaban gozando de un espe- y los gobiernos —cada uno con sus á
é
ranzador progreso demogrfico-eco- matices— han reaccionado extre- La extraordinaria mortandad 

nmico con la apertura de nuevas mando las más drásticas medidas de caus tambin una gran escasez de é
tierras de cultivo, el intercambio
control nunca ensayadas. Mientras mano de obra y una grave deserti- 

de ferias y comercios florecientes,
se llama a la calma, las bases pro- zacin del medio rural, ya castigado 

el crecimiento de las ciudades y ductivas se resienten: cierran ofici- doblemente por una poca de inusi- 
universidades. Pero las primeras nas y talleres, quiebra la logística, se tadas heladas y malas cosechas. Su- 
ó
dcadas del siglo XIV trajeron de multiplican los despidos temporales. bieron los precios, cundieron ham- 

sbito un cmulo de desgracias. Es hora de pisar el acelerador con la brunas, crecieron las emigraciones 
Estallaron crueles guerras, como la robtica, el teletrabajo, la impresora del campo a la ciudad con revueltas 

llamada guerra de los Cien Aos, y 3D y actualizar las armas digitales.
de campesinos y frecuentes conflic- 
á
sobre todo hizo su aparicin la peste Las bolsas, tan sensibles ellas
átos sociales. Las soflamas de visiona- 
ms letal conocida hasta entonces a la incertidumbre, se han hundido rios como John Ball daban forma a 

en todo el mundo habitado. Se presagiando una crisis de dimen- la rabia que venan acumulando los 

cuenta que esta peste tuvo su origen siones especulativas incalculables. siervos en tan difciles aos: «Esos

en Mongolia y que, transportada
En el medio rural repican toques a ía los que llamamos seores ¿en qu 

a Italia por los barcos genoveses muerto. Los modestos agricultores y son ms grandes que nosotros? ¿En 

desde oriente cuando combatan en ganaderos estn al borde de la ruina qu lo han merecido? ¿Por qu nos 
Crimea contra los trtaros, aniquil por el aumento de los precios de cos- tienen en servidumbre? Y si todos 

a un tercio de toda la poblacin eu- te y el exiguo pago por sus produc- procedemos de un padre y una ma- 

ropea. As, Europa, que en 1300 con- tos; los pueblos se vacan de sus es- dre, de Adn y Eva, ¿en qu pueden 
taba con 88 millones de habitantes, casos pobladores sin sucesores y sus decir y demostrar que son ms se- 

qued reducida a unos 65 millones
protestas sern aprovechadas por las
ores que nosotros, si no es porque



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