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tada; ayudará el CONOCER LOS
DEVENIRES HISTÓRICOS.
El cambio no viene sólo por-
que nos movemos sino cuando nos
preguntamos cómo, porqué, y sobre
todo, ¿por qué no?
Miremos, por ejemplo, hacia
1950 cuando la capacidad creadora
fue la idea central que sirvió de
base al proyecto europeo. “La paz
mundial no puede salvaguardarse
sin unos esfuerzos creadores equi-
parables a los peligros que la ame-
nazan” —aseguraban—. Acabada
la Segunda Guerra Mundial los
fundadores de la nueva vía optaron
por la reconciliación y no por la
guerra, optaron por la paz median-
te el entrelazado económico antes
que por la mutua destrucción y por
el derecho en lugar de la ley del más
fuerte.
Una sociedad RADICAL
La libertad de pensamiento y de
conciencia, la libertad de expresión
y de información, la libertad de re-
unión y de asociación son algunas
de las raíces que sustentan los valo-
res necesarios para la más esencial
libertad de creación, aquella que se
re ere a la sociedad en la que que-
remos vivir. Analizarlas, valorarlas
y nutrirlas.
Y en esta tarea de todos, es
importante potenciar la IMAGI-
NACIÓN, para ser capaces de atre-
vernos. Atrevimiento en sentido
etimológico, ese otorgarnos a noso-
tros mismos la capacidad de hacer y
contribuir a algo.
Hoy somos testigos de ham-
brunas, disturbios con inmensos
destrozos..., pero ser testigo de
algo, como escribía I. Ramonet, no
nos aproxima necesariamente a la
verdad. Presenciar algo es sólo ver
una parcela de lo que está ocurrien-
do. El espectador se apoya en sus
sensaciones y emociones, pero no
razona. El sistema de información
apuesta por la pereza del ciudada-
no, para que éste no descubra fácil- Sin título (Pepe Peña)
mente las manipulaciones groseras.
¡Puro fango!
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