Page 24 - Crisis 15
P. 24
..........



Existe un elemento: la alternancia tintas fuerzas. Y a mí, me entran dudas compartida y asumida sin preguntarse 

de las cosas, que, sin pauta alguna, trae de si soy péndulo o suelo. No sabría l“as razones.

y lleva los designios inexplicables que de nir sus propiedades radiestésicas
rigen la existencia por un desaforado ni la vibración de la energía. Percibo, 
Los pasados se hacen 
vaivén desde el que se pierde constan- como todos, que las cosas vuelven y
“
futuros porque todo parece 
temente la perspectiva. Pareciera como se van, que los ciclos se mueven sobre 
si todo nos fuera prestado, o aún más, un plano que no es estático, que eso despreciar la evolución 

nos fuera reclamado por el efecto de
que tan pomposamente se denominan natural de las cosas
la gravedad que impele al péndulo, tendencias mueren y resucitan al mis- 

erigido por motu propio en espada de terioso in ujo de la moda, que los pla- 

Damocles sobre nuestras cabezas ma- nos parecen sucederse en una cadencia La actualidad es tan efímera co- 
readas con tanta mudanza.
obstinada en un recorrido de vaivén. mo permitan los hechos que la hacen 
“
Y, claro que se reconoce la oscilación obsoleta. Discurren ante nuestros ojos 

en nuestras costumbres. De pronto,
a velocidad de crucero las cosas y las 
La Física dejó claro
se levantan muros, virtuales o reales, causas. Apenas son proyectos y ya se 

que un péndulo implica
que separan. De repente, se escuchan convierten en reliquias. Nos cuentan 

la oscilación de un
mensajes que se creían borrados. Co- cómo cayeron los imperios y cómo les 
bran protagonismo esencias raciales. sucedieron otros nuevos. Siempre hizo “
cuerpo gracias a ciertas 
Un día descubres que hablar puede no que pensar la extinción de los dinosau- 
características y la acción de 
ser gratis. Otro, la nimiedad de ver tu rios y ahora es nuestra especie la que 
distintas fuerzas
ropero antiguo cobrar vida. Son tantas está en peligro. Paradoja del péndulo. 

las pequeñas parcelas de intimidad que Edgar Allan Poe, en su cuento “El pozo 

cambian bajo el efecto del péndulo, y el péndulo” trasmite magistralmente 
El mareo, si se mira  jamente el que la génesis de su razón cientí ca las sensaciones y el terror ante las evo- 

trayecto del péndulo, está garantizado. otorga una peligrosa provisionalidad luciones del péndulo: “Bajaba. seguía 

Las cosas cambian poco a poco hasta al conjunto de circunstancias que nos bajando suavemente. Sentí un frenético 
que se hacen evidentes, y por eso, la conforman.
placer en comparar su velocidad lateral con 
“
oscilación, aunque presentida, no lo la del descenso. A la derecha. a la izquier- 

evita. Marearse con el cambio de hori- La actualidad es tan da. hacia los lados, con el aullido de un 
zonte es inevitable. Hablaríamos más espíritu maldito. hacia mi corazón, con el 
efímera como permitan “
bien de vértigo, es más explícito ante paso sigiloso del tigre”. Habla de tortura, 

las circunstancias que hacen temer
los hechos que la hacen del horror de calcular el desplazamien- 
sus consecuencias en este, diríamos. to letal y cuánto tardará en cortar su 
obsoleta
alternativo regreso al pasado. Precisa- cuerpo. Quizá, si Poe viviera ahora, 

mente, el mareo vertiginoso se debe a acudiría a un miedo más universal, co- 
que todos conocen el pasado —más
Se puede sobrevivir en función de mo un zahorí que busca la muerte con 

o menos— lo que evidencia que de la la adaptabilidad a los desplazamientos, su péndulo. Sin entrar en lo esotérico, 

Historia no se aprende nunca. Acaso y, sin embargo, nos deberían asustar algo de eso debe tener lo inapelable
se desvirtúa cuando se impone, o se los ilusos que comulgan con ruedas de de su efecto en el devenir del planeta, 

banaliza cuando se quiere ignorar. Sin molino; aquellos que se fuman ansio- aunque, no nos engañemos, las causas 

embargo, el paso del tiempo y la propia sos las cortinas de humo; los que rebus- las conocemos todos. Los pasados se 
memoria la han convertido en predeci- can en las sobras de la penúltima cena. hacen futuros porque todo parece des- 

ble y previsible. Ambas conjeturas se- Ajenos al movimiento pendular, no son preciar la evolución natural de las co- 

rían factores formidables llevadas a las sensibles de que el suelo se mueve bajo sas. Es verdad que el mundo es de luces 
últimas consecuencias de afrontar un sus pies, y eso debería preocupar a los y sombras, pero es mentira que no se 

futuro mejor, pero no así, si se emplean que no confían en la suerte. La suerte mezclen, como el agua y el aceite, y es 

con indiferencia o resignación, como el no es un patrimonio, es tan solo un mentira también nadar entre dos aguas 
que carga con algo inevitable.
re ejo de la casualidad. Por eso, cuánto y salir ileso. De hecho, el gris vuelve de 

No sabría relacionar a la fuerza de más se ignoren las teorías de Foucault, moda. Ese gris o cial y o cioso que 

gravedad y la rotación de la tierra con de Newton, de Galileo, más fácil será uniformiza. Brillo gris en las pupilas,
la inercia de los acontecimientos en el dejarse llevar por las consecuencias
y en las formas. Un cielo plomizo, ho- 

transcurrir de las civilizaciones. La Fí- que el cambio trae o se lleva, como
rizonte invisible tras las chimeneas. La 

sica dejó claro que un péndulo implica si una mañana el futuro se hiciera lluvia radioactiva es de ceniza.
la oscilación de un cuerpo gracias a realidad con la peor de sus caras y esa El péndulo regresa y se aleja, pero 

ciertas características y la acción de dis-
exposición al abismo oscilante fuera
nunca dejará de circundarte.


24

   22   23   24   25   26