Page 26 - Crisis 11
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Verdad


Una verdad por la que vivir o morir



Pablo Iruzubieta Agudo



Al  nal, toda vida es una búsqueda de una verdad que dote de un sentido individual y 

arti cioso a nuestros días. Pero esta verdad no necesariamente es una misma y única para 


todos nosotros































Hay una frase que, cada vez
No obstante, muchas veces esta poseer una casa, un coche, unos 
que leo, provoca que un escalofrío búsqueda no se realiza. Quizá por hermosos niños y una tumba con 

recorra mi espalda y mis músculos comodidad, quizá por un control vistas a la eternidad. Fuera del tra- 

se estremezcan: “el asunto es encon- externo que se nos escapa o quizá, bajo: ocio insípido.
trar una verdad que sea cierta para simplemente, porque es a lo que el 

mí, encontrar la idea por la cual yo espíritu humano aspira en su ma- Fracaso del existencialismo

sea capaz de vivir y de morir”. Esta yoría, pero la verdad que seguimos He aquí el fracaso del existen- 
sentencia, perteneciente al  lósofo está estereotipada. Así, un camino cialismo, pues lo que los filósofos 

danés Kierkegaard, supone para
con quitamiedos y carteles de neón como Sartre pugnaban, esa liber- 

mí un salto al vacío. De este modo, que indican la ruta nos sugiere, con tad absoluta casi como una conde- 
la vida aparece como un lienzo en cierta vehemencia, la verdad por la na, no es tal. Solo quien realmente 

blanco que uno mismo tiene la res- que debemos vivir o morir. Trabajo, se hace consciente de ella, quien, 

ponsabilidad de pintar con la tran- f“amilia, ocio. Casa, coche, nicho.
como aquel prisionero salido de la 
quilidad, sin embargo, de saber que caverna, toma consciencia de su 

el resultado no tiene una importan- amplísima capacidad de acción, de 
Kierkegaard escribió: 
cia trascendental. Así, siempre he su absoluta libertad, se enfrenta 
entendido que, aunque la búsqueda “El asunto es encontrar una cara a cara con la tarea de tener 

de dicha verdad puede provocar una verdad que sea cierta para que buscar una verdad válida para 

angustia intrínseca, la negación de la mí, encontrar la idea por la uno mismo. Solo quien salta la “
Verdad con mayúscula, de la única y valla y busca más allá de la ruta 

eterna, nos quita el peso de que nin- cual yo sea capaz de vivir y estandarizada, es consciente de su 

gún fracaso supone un fracaso.
de morir”.
omnímoda capacidad, de su liber- 
Cada uno tenemos la posibi- tad sin frenos. Así, se llega a la pa- 

lidad de buscar aquello en lo que radoja de que el prisionero, igno- 

creemos que la verdad se encuentra; Las directrices son claras: el rando su cautividad, cree ser libre 
sea la ciencia, la religión, la política trabajo te dará ese dinero requeri- mientras sigue la Verdad impuesta 

o, simplemente, la supervivencia.
do para las necesidades creadas de
mientras que el liberado, enfren-


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