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Verdad
Una verdad por la que vivir o morir
Pablo Iruzubieta Agudo
Al nal, toda vida es una búsqueda de una verdad que dote de un sentido individual y
arti cioso a nuestros días. Pero esta verdad no necesariamente es una misma y única para
todos nosotros
Hay una frase que, cada vez
No obstante, muchas veces esta poseer una casa, un coche, unos
que leo, provoca que un escalofrío búsqueda no se realiza. Quizá por hermosos niños y una tumba con
recorra mi espalda y mis músculos comodidad, quizá por un control vistas a la eternidad. Fuera del tra-
se estremezcan: “el asunto es encon- externo que se nos escapa o quizá, bajo: ocio insípido.
trar una verdad que sea cierta para simplemente, porque es a lo que el
mí, encontrar la idea por la cual yo espíritu humano aspira en su ma- Fracaso del existencialismo
sea capaz de vivir y de morir”. Esta yoría, pero la verdad que seguimos He aquí el fracaso del existen-
sentencia, perteneciente al lósofo está estereotipada. Así, un camino cialismo, pues lo que los filósofos
danés Kierkegaard, supone para
con quitamiedos y carteles de neón como Sartre pugnaban, esa liber-
mí un salto al vacío. De este modo, que indican la ruta nos sugiere, con tad absoluta casi como una conde-
la vida aparece como un lienzo en cierta vehemencia, la verdad por la na, no es tal. Solo quien realmente
blanco que uno mismo tiene la res- que debemos vivir o morir. Trabajo, se hace consciente de ella, quien,
ponsabilidad de pintar con la tran- f“amilia, ocio. Casa, coche, nicho.
como aquel prisionero salido de la
quilidad, sin embargo, de saber que caverna, toma consciencia de su
el resultado no tiene una importan- amplísima capacidad de acción, de
Kierkegaard escribió:
cia trascendental. Así, siempre he su absoluta libertad, se enfrenta
entendido que, aunque la búsqueda “El asunto es encontrar una cara a cara con la tarea de tener
de dicha verdad puede provocar una verdad que sea cierta para que buscar una verdad válida para
angustia intrínseca, la negación de la mí, encontrar la idea por la uno mismo. Solo quien salta la “
Verdad con mayúscula, de la única y valla y busca más allá de la ruta
eterna, nos quita el peso de que nin- cual yo sea capaz de vivir y estandarizada, es consciente de su
gún fracaso supone un fracaso.
de morir”.
omnímoda capacidad, de su liber-
Cada uno tenemos la posibi- tad sin frenos. Así, se llega a la pa-
lidad de buscar aquello en lo que radoja de que el prisionero, igno-
creemos que la verdad se encuentra; Las directrices son claras: el rando su cautividad, cree ser libre
sea la ciencia, la religión, la política trabajo te dará ese dinero requeri- mientras sigue la Verdad impuesta
o, simplemente, la supervivencia.
do para las necesidades creadas de
mientras que el liberado, enfren-
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