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Fracaso
Dos sonados fracasos amorosos
José H. Polo
Cyrano de Bergerac, de Rostand, y Noches blancas, de Dostoievsky son dos sonados fracasos
amorosos cuyo último instante y un beso perdido pueden convertirlos en un existo.
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Ese “hundimiento estrepitoso llama ha desaparecido sin remedio. ga distinguía, del “amor entre per-
de algo” que deine el fracaso es una La literatura, repito, está llena de sonas y no entre cuerpos”, dejando
amenaza que, en todos los aspectos, fracasos amorosos. No aquellos
aparte lo dudoso y acaso hipócrita
pende siempre sobre nuestras cabe- que la muerte frustra, como Pablo
de la distinción. Y sin que tenga que
zas. Es un no alcanzar aspiraciones y Virginia, de Bernardino de Saint tratarse necesariamente del llamado
queridas que suele sumir en tristeza Pierre, o “María”, de Jorge Isaac — “amor platónico”, cuya existencia es,
y sensación de impotencia. Se habla, hay muchos más, pero no se trata de al in, dudosa.
cómo no, de fracaso amoroso y la componer un catálogo—, sino de Cyrano, el aventurero y poeta
literatura está plagada de ejemplos. los sobrevenidos inter vivos. De dos contemporáneo de los mosqueteros
Dejando claro que son, con fre- se me antoja hablar ahora: Cyrano de de Dumas es un hombre que arras-
cuencia, solo fracasos relativos y en Bergerac, de Rostand, y Noches blan- tra el gran peso de su nariz enorme,
ocasiones aparentes; porque pueden cas, de Dostoievsky. Muy diferentes: fealdad que condiciona su vida.
servir para comprender que, a veces, el primero es un melodrama teatral, Está enamorado —no cesará jamás
lo menos es mucho cuando caemos lleno de tragedia y ampulosidad;
de estarlo— de la bella Roxana,
en la cuenta de que nunca alcanza- el segundo, una hermosa y poética pretendida por un orgulloso aristó-
remos más. El rescoldo es un posible balada. Teniendo en cuenta que, en crata y por el bello pero insustancial
buen sucedáneo de la lumbre si la
ambos casos, hablamos, como Orte-
Christian, por quien la dama se
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