Page 4 - Crisis 6
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Muchas personas estn tan esperanzadas que dicen que las sangrientas batallas que ahora tienen lugar entre reinos í

y reyes por, se puede decir, todo el mundo, una vez, cuando se abran los ojos a la terrible destrucción que producen 
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en los rincones de todos los pases y las infinitas desgracias que los incesantes baos de sangre acarrean como con- 
secuencia, se podrn zanjar de forma que llegue a reinar una paz permanente. Pero no se necesita aportar muchas 

pruebas para comprobar lo muy inciertas y vagas que son tales esperanzas, las cuales, al tardar tanto en cumplirse 

desalientan el nimo de innumerables personas. Desde el principio de los tiempos las guerras y disturbios han ido 
en constante crecimiento y, si Dios no lo remedia, nunca, mientras la naturaleza humana siga siendo la que es, van a 

cesar en este mundo sino que ms bien seguirn existiendo bajo creciente miseria. Libros de horas y canciones, tan- 

to de contenido espiritual como terrenal, confirman por medio de las descripciones blicas de las que están llenos, é
que este mal siempre ha existido en el mundo. S, — todo est descrito tanto en lneas generales como con detalles 

precisos en innumerables lugares tanto en escritores antiguos como nuevos. En lo que respecta a los reinos nórdicos, 

que bien podran llamarse residencia del dios de la guerra, all, desde tiempo inmemorial, se han librado tremendas 
batallas, no slo, como ocurre en todos los sitios, contra hombres con armas en la mano, sino tambin contra el des- 

piadado poder de los elementos y sus violentas descargas. La imagen adjunta representa duros combates de diferen- 

te tipo, librados entre valles y montes, en bosques y en campo abierto, en agua y hielo.
Historia de gentibus septentrionalibus, 1555 

Olaus Magnus, ghoto archiepiscopo upsaliensi


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