Page 4 - Crisis19
P. 4
 
















Resistencia


áíéí
He aquí uno de esos derivados de los que conocemos como de ‘acción y efecto’ [de resistir o 
resistirse]. Aludimos con él a la ‘capacidad para resistir’ y al ‘conjunto de las personas que, gene- í

ralmente de forma clandestina, se oponen con distintos métodos a los invasores de un territorio óó
o a una dictadura’. Dejaremos de lado las acepciones técnicas propias de la física, pero conven- 
dr no perder de vista, y más en los tiempos que corren, que en el psicoanálisis se denomina 
íú
as, resistencia, a la ‘oposición del paciente a reconocer sus impulsos o motivaciones inconscien- 
tes’. Todo ello está en el Diccionario general de la Real Academia Española, como también el 
í
sublema resistencia pasiva ‘renuencia a hacer o cumplir algo’. En el lenguaje penal el término ha í
adquirido, entre otros valores específicos, el de ‘oposición física al mandato o requerimiento de ú
é
la autoridad o sus agentes’.
é
Por su forma, esta voz es un semicultismo: al ser usada sobre todo en la escritura, detuvo 
la que hubiera sido su evolución regular desde el latín. No parece que fuera común en los textos 

medievales hasta el siglo XIV. En ellos suele figurar en pasajes referidos a peleas y batallas (así é
abunda ya en el aragons de las compilaciones impulsadas por Fernández de Heredia, a las
á
ó
que me he referido en varias ocasiones desde estas páginas). Al margen de ellos, un siglo des- ñ
pus aparece en La Celestina en boca del mozo Pármeno: «Querría pasar la vida sin envidia, los é

yermos y aspereza sin temor, el sueo sin sobresalto, las injurias con respuesta, las fuerzas sin í
denuesto, las premias [‘apremios, coacciones’] con resistencia». Los registros castellanos de los 
siglos XVI y XVII se cuentan por millares. No extraña, por ello, que la recogieran Nebrija en su 
çí
Vocabulario (1516), indicando su equivalencia con las latinas repugnatia, resistentia y obstaculum, y 
Covarrubias en su Tesoro (1611), como ‘la fuera y contradicción que hazemos a alguna cosa’. Su 

uso no ha dejado de crecer desde entonces con los sentidos arriba indicados.

No es difcil localizar esta palabra en obras sobre epidemias del pasado. Sirva como ó
ó
ejemplo, que se dira cercano, el de un Tratado [...] de los bubones y carbuncos (1600), del médico óá
Manuel de Escobar (lo tomo del acadmico Corpus diacrnico del español): «y supuesto que las 
tales enfermedades, o lo son, o huelen a pestilencia, ser muy justo declarar qué disposición 

aya hallado en las gentes este influxo del cielo [...] que aya hecho tan lastimosos effectos, produ- ñ
ciendo enfermedades tan perniciosas que, por defenderse d’ellas, se aya puesto en arma todo el 

reyno, cerrando las puertas de las villas y lugares porque no entre ni acometa tan fuerte y pode- 
roso enemigo que sin resistencia humana se apodera de los hombres».
á

Aunque hoy cueste creerlo, fue casual la eleccin del vocablo incertidumbre por los respon- é
sables de Crisis dos nmeros atrs, en unos das previos a la pandemia. Sin embargo, optar por 
sobrevivir en la anterior entrega de la revista y por resistencia en la presente seguro que tiene una 

motivacin clara. S, resistencia ha acabado formando parte de nuestro lxico habitual en estos 
largos meses ltimos. Y tambin resiliencia, con la que a veces se confunde, a cuya mención en 

estas lneas casi hasta al final me he resistido, valga la redundancia. Este anglicismo, que ha de- 
bido de tomarse del ingls resilience, cuenta con apenas cien aos de vida en nuestra lengua, que á

es un suspiro en su historia. Nadie lo dira a juzgar por lo reiterado de su empleo por algunos 
polticos para aludir a nuestra ‘capacidad de adaptacin a un agente perturbador o un estado

o situacin adversos’. Junto a sus discursos y proclamas, sonaba en las ondas con ms fuerza,

ü
a modo de himno, una vieja cancin con el verbo, en futuro, que est en la base de resistencia. é
Seamos optimistas.



Vicente Lagns


















   2   3   4   5   6