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Permítanme que tome de mi es bien sabido, debe manejarse de los protocolos profesionales y 

idolatrado paisano Luis Cernuda con extrema cautela. Escribía el el rigor necesario para constatar
el nombre de su más afamado poe- jurista José María Desantes en la veracidad del discurso. Aunque 

mario. Y permítanme que lo tome 1976 que no hay información si no esté errado, eso no constituye en 

hoy para hablar de periodismo, de hay verdad pues «la información modo alguno per se una mala pra- 
las noticias y de su construcción, no verdadera es una corrupción xis. Si hablamos de rigor, de ver- 

de su manipulación y de su servi- de la información y, en conse- dad y de veracidad no es posible 

cio. Si la disyuntiva del poeta se- cuencia, constituye la más grave proseguir sin hacer mención a la 
villano entre la realidad y el deseo vulneración del derecho a la infor- objetividad. La famosa objetividad 

constituye un punto de referencia mación». Pero de lo que se habla periodística, hoy tan cuestionada. 

insoslayable en nuestra literatura en el periodismo es de la «verdad También ella se encuentra entre
moderna, esa misma encrucijada lógica», de aquella que resulta
la realidad y el deseo. Según el 

ha atravesado de parte a parte a la de la adecuación entre el conoci- estudio realizado por Maciá Bar- 

labor informativa desde sus albo- miento que tiene el periodista de ber y Herrera Damas en 2010, son 
res. La profesión periodística se los hechos y la noticia difundida mayoría los periodistas españoles 

mueve indefectiblemente —como sobre estos (Soria, 1987). Por lo que no creen que la objetividad 

lo hace también el ser humano— tanto, y dado que se adecua mejor exista aunque sí estiman que el 
entre un ser y un deber ser, entre a este planteamiento, el concepto informador debe tratar de acer- 

un pragmático desenvolverse en la preferente que manejamos los pe- carse a ella. Si entendemos por 

rutina informativa del ‘qué hacer’ riodistas no es el de verdad sino el objetivo lo perteneciente al objeto 
y el ‘qué contar’ cotidiano y un de- d“e veracidad.
en sí mismo, con independencia 

seo aspiracional de justicia social. de la propia manera de pensar o 

Así pues, abordar la dimensión La honestidad del de sentir del sujeto que lo conoce, 
ética en el oficio de comunicar parece complicado confiar en la 
informador es uno de los 
nunca fue tarea fácil. De ello se presencia de objetividad como
puntales que a anzan no 
encarga la deontología, esa rama tal en las informaciones a las que 
de la ética dedicada al estudio de solo el carácter verdadero accedemos. No obstante, si bien

las obligaciones y derechos de los la objetividad purista se sitúa más 
de lo comunicado sino la 
profesionales. Es por ello por lo en el terreno del deseo, la honesti- “
que, pese al descrédito que sufre la credibilidad del medio y, dad profesional no solo es exigible 

profesión periodística en su con- por extensión, del sistema como real sino imprescindible 

junto, para hablar con propiedad mediático
para un periodismo de calidad. Si 
de flaquezas de carácter ético en la la noticia es, como sostiene el teó- 

información que consumimos de- rico Martínez Albertos (1997), «un 

bemos referirnos a una quiebra en Mientras que del objeto real relato periodístico mediante el que 
sus fundamentos deontológicos. (la referencia) podemos tener un se comunica algo verdadero, siem- 

En el caso del oficio periodístico, conocimiento en términos de ver- pre que sean tenidas en cuenta las 

los puntales que definen esta cues- dad/error, el traslado que hacemos reglas propias de la [diligencia] 
tión son cuatro y sobre ellos versa- de ese conocimiento al discurso profesional», la honestidad del 

rán las siguientes reflexiones.
(lo que pueden conocer los demás informador es uno de los puntales 

El primero de los fundamen- a través de nuestras palabras) se que afianzan no solo el carácter 
tos deontológicos, el más básico
gradúa en términos de veracidad/ verdadero de lo comunicado sino 

y primigenio, no es otro que la mentira. Es por esto por lo que
la credibilidad del medio y, por 

verdad. Esa realidad es la materia los informadores, a quienes no extensión, del sistema mediático.
prima esencial con la que trabaja corresponde juzgar los hechos Hablemos ahora de justicia, 

el periodista y a ella debe su razón sino comunicarlos, únicamente pues ese es el segundo de los fun- 

de ser como profesional más o me- podemos medir nuestro trabajo damentos deontológicos de la no- 
nos estimado. De hecho, su oficio evaluando la veracidad del conte- ticia y una de las razones de ser de 

consiste en materializar esa ver- nido, o lo que es lo mismo, el gra- la comunicación de masas. La re- 

dad en un producto tangible que do de diligencia profesional con la lación entre el periodismo y la jus- 
traslada —en tanto que manipula, que el periodista ha llevado a cabo ticia es poliédrica y multifactorial. 

«mueve con las manos»— en for- su labor. Se puede informar de Tanto es así que el periodismo se 

ma de discurso a los potenciales manera muy diligente sobre una enfoca a la justicia social dado 
compradores: los ciudadanos. La mentira siempre que el periodista que es, en sí mismo, un reclamo 

verdad es un concepto que, como
haya activado todos y cada uno
de justicia. La labor informativa


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